Hay teorías que apuntan a razones biológicas, a ciertas sustancias a nivel cerebral (principalmente serotonina, norepinefrina y dopamina), pero también se ha dicho que hay una gran influencia sociocultural. Por ello, aunque todavía no hay un tratamiento farmacológico claro, se utilizan con cierto grado de efectividad las terapias conductuales que buscan crear lazos emocionales con la vida real y otros seres humanos, establecer mecanismos de control de los impulsos, buscar los problemas o carencias reales que se esconden tras la compra compulsiva y crear todo un sistema de apoyo para que la persona pueda tener una vida normal.
Comprar igual a ser
Los compradores compulsivos suelen tener problemas de ansiedad, baja autoestima, impulsividad y perfeccionismo.Para estas personas, comprar es igual a ser.
Los compradores compulsivos suelen tener problemas de ansiedad, baja autoestima, impulsividad y perfeccionismo.Para estas personas, comprar es igual a ser.
La problemática de los compradores compulsivos puede generarse también desde los mensajes que emiten los medios de comunicación, pues estos sugieren que las cosas que tenemos hablan de quienes somos frente al mundo.
Cuando se compra por impulso, rara vez se hace por necesidad o por el objeto mismo. Se compran intangibles: estatus, belleza, inteligencia, pertenencia a un grupo, poder, autenticidad y un largo etcétera. Por ello, parte de la terapia conductual busca encontrar cuáles son los vacíos que la persona intenta suplir al comprar compulsivamente.
Se pueden identificar algunos de los mecanismos que impulsan a comprar conpulsivamente:
- La enfermedad misma como tal, impulsa a la persona a comprar sin control cualquier cosa que se atraviese por su camino, incluso si no la necesita.
- La necesidad de estrenar, o tener “algo nuevo” hace que la persona gaste gran cantidad de dinero en objetos y bienes y así sentir que tiene algo nuevo qué mostrar a sus amigos, familiares y compañeros de trabajo.
- Herencia familiar: muchos compradores compulsivos tienen padres o madres que también lo son, y por lo tanto aprenden esas mismas conductas.
- La sensación de vacío: la persona cree que comprando puede llenar un vacío que siente en lo más profundo de su alma. Todo lo contrario, éste puede ser cada vez más grande. Un circulo vicioso del que es muy difícil escapar.
- Miedo a perder una “ganga” o “rebaja” o un objeto que se cree “único” o por tiempo limitado.
- La sensación de competición: las rebajas crean una sensación de competencia con otros compradores.
- El valor subjetivo del objeto, las rebajas hacen perder la noción real del valor de un producto. Cuando se compra en temporada normal, se hace un análisis de precio/valor. Los economistas y premios Nobel en la materia en 1994, John Forbes, y en 1996, William Vickrey, afirmaron que cuando alguien ve que otros están dispuestos a pagar más por un producto, comienzan a pensar que el producto efectivamente merece un mayor costo y por lo tanto, ofrece más por él.
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